La democracia actuada
La democracia actuada

En una penosa escenificación en dos actos, el Congreso convirtió sus luces ámbar para frenar la confianza al gabinete Cornejo, en la luz verde con la que tres días después lo iluminaron. Aunque el ropaje de la "confianza" parezca un harapiento y pestilente atuendo con hedor a nueva repartija de favores a cambio del cambio de votos.

¿Por qué se llegó a esto? Por el hartazgo que ha producido la esposa del Presidente, que afecta ya la propia gobernabilidad del país. No es la oposición la que ha puesto contra las cuerdas al Gobierno.

Pero tal como sucedió con la revocatoria a Villarán, apareció el chantaje orquestado por los mismos de siempre -la Confiep, el PPC y hasta el Nobel español nacido en Arequipa- y que se resume así: "Todo intento por desactivar a una autoridad por medios constitucionales, legales y democráticos siempre es un atentado contra la gobernabilidad, es golpista y busca defender a las mafias". O sea, hacer uso de la ley es atentar contra la ley, en este país al revés al que le cuesta no caminar hacia atrás.

Con esta "pantalla", entre viernes y lunes hubo tiempo para los "arreglos" subsecuentes. Porque la decisión se tomó el mismo viernes: no había voto de confianza. Y ahí debió quedar. ¿Cuánto ha costado torcer ese voto? ¿Qué nueva repartija se cocinó el fin de semana?

La democracia aquí es solo una actuación. Carece de todo contenido real. ¿Para qué escenificar la ficción de que un gabinete necesita voto de confianza si igual se le va a otorgar? Partidos que se pretenden "serios" no pueden votar en una sesión tan trascendental en contra de un gabinete solo para provocar una reacción, sabiendo que al final van a aflojar con un "sí". Pero ya no insistamos. No tienen remedio. Elijamos otros congresistas en el 2016, políticos de verdad, con formación, doctrina, compromiso y agallas. Políticos de raza.