En todas partes del mundo solo un tercio de los alumnos logra lo esperado en matemáticas. YA es hora de adoptar enfoques que promuevan un pensamiento crítico más profundo y la resolución de problemas complejos entre los estudiantes. Peter Liljedahl, autor del libro Building Thinking Classrooms in Mathematics, Grades K-12 propone una metodología revolucionaria para lograr exactamente eso a través de lo que él denomina “Thinking Classrooms”.
Liljedahl critica el enfoque tradicional de enseñanza, donde se sigue una secuencia de “yo hago, nosotros hacemos, tú haces”, argumentando que no fomenta la independencia ni la creatividad intelectual. En su lugar, sugiere prácticas específicas para involucrar a los estudiantes en un aprendizaje activo y colaborativo. Estas incluyen iniciar las clases con acertijos y problemas que desafíen a los estudiantes desde el comienzo, organizar el trabajo en grupos aleatorios y de pie (en vez de sentados) para estimular la participación y minimizar la pasividad, y utilizar superficies verticales (en vez de papel en mesa) como paredes o pizarrones para permitir que los estudiantes prueben y borren ideas libremente.
Además, enfatiza la importancia de responder adecuadamente a las preguntas de los estudiantes para potenciar el pensamiento independiente y la metacognición, y propone una evaluación que valorice el proceso de aprendizaje tanto como los resultados, centrándose en habilidades como la perseverancia y la colaboración. Así, los estudiantes podrán enfrentar desafíos matemáticos y tener herramientas esenciales para la vida académica y profesional futura.