El 10 de enero de 2025 se perfila como una fecha decisiva para Venezuela. Edmundo González Urrutia, reconocido como presidente electo por un amplio sector nacional e internacional, ha reafirmado su compromiso de regresar al país para asumir el cargo, desafiando un régimen que, encabezado por Nicolás Maduro, se aferra al poder pese a su evidente fraude electoral.

Al lado del Edmundo está la destacada líder opositora María Corina Machado. Designada para asumir como “Vicepresidente de Venezuela” representa un núcleo estratégico en el intento de reconstruir un país devastado por la crisis económica y la represión política.

Este escenario podría ser un choque frontal entre dos modelos irreconciliables: uno basado en la imposición autoritaria y otro que busca restablecer la legitimidad democrática.

La decisión de González Urrutia de asumir el cargo dentro de Venezuela envía un mensaje claro: la lucha por la institucionalidad no se librará desde el exilio.

Esto podría ser el inicio de una transición democrática, pero también conlleva el peligro de escaladas de violencia si el régimen decide reforzar su control.

La comunidad internacional, actores regionales y organizaciones internacionales tendrán un papel clave en garantizar que este cambio ocurra en un marco del respeto la voluntad popular.

Venezuela enfrenta una encrucijada histórica, que será determinante para abrir paso a un futuro de libertad o perpetuar la opresión.