La presidenta Dina Boluarte debería ser la primera interesada en aclarar sus presuntos nexos con Henry Shimabukuro y los aportes que este habría a su campaña, pues se han mostrado indicios que muestran que el investigado fue una persona cercana a la actual mandataria desde los tiempos de las elecciones generales del 2021.
De nada vale salir a decir que todo es una patraña orquestada desde el penal Barbadillo por el recluso Pedro Castillo. Ya hemos tenido mucho de eso. El propio golpista de Chota se vendía como una mansa paloma y víctima de tal o cual complot en contra de su administración. Hay que salir al frente y aclarar con evidencias en mano.
El que la señora Boluarte sea una mandataria legítima, que haya hecho bien en alejarse de la nefasta administración de su predecesor y que cuente con un gabinete que en líneas generales pasa la prueba, no quita que el ciudadano merezca una explicación convincente de lo que anda diciendo Shimabukuro.
Además, no olvidemos que ella hizo campaña por el partido de un corrupto como Vladimir Cerrón, a quien apoyó para el pago de su reparación civil y fue en la plancha presidencial con un personaje tan siniestro como Castillo, aliados de los terroristas del Movadef y al frente de un sindicato de radicales. Razones para dudar de ella, existen.