Los italianos, hastiados de la política, eligieron diputada en 1987 a la actriz porno Ilona Staller, conocida como “Cicciolina”. Hasta el célebre escritor Umberto Eco celebraba su triunfo. “Mejor una actriz porno que un ladrón”, decía.

Como parlamentaria la “Cicciolina” generó algunos escándalos. En 1989, intervino en un debate muy acalorado para decir: “Digamos la verdad, los diputados cuando tienen una gozadita (tienen sexo) son menos agresivos, menos malos, más parecidos a los angelitos”.

En el Perú la gente también está harta de los congresistas. Y en el Parlamento hay escándalo tras escándalo que hunden más a esta institución. Hace poco la cuenta “Crazy Ass Moments in LatAm Politics (Momentos locos en la política latinoamericana) hizo célebre la intervención de la congresista Rosangella Barbarán. “Afirmó que su compañera diputada Susel Paredes vio los genitales de todos los líderes del Congreso en la actual legislatura y que Susel dijo que todos tenían penes pequeños”, decía el post.

Los peruanos estamos pasando un momento muy crítico con recesión económica, inseguridad ciudadana, incremento de casos de dengue, huaicos e inundaciones. Mientras tanto, el nivel de debate de nuestros congresistas es el de Rossangella Barbarán. Por eso sentimos defraudadas las expectativas que teníamos de nuestros representantes, que suponíamos iban a tomar en serio las demandas de la mayoría de peruanos.

No sorprende entonces, que la gente le ponga de nota 05 al Parlamento, al calificarlo del 0 al 20, según el último sondeo de Datum. Hay dos datos más que destacan. El 37% estima que no trabaja en beneficio del país y el 17% cree que usan su cargo en beneficio propio. Es decir, un 54% de peruanos la tiene clara: los congresistas están en sus puestos para hacer leyes y fiscalizar de acuerdo a sus intereses y no a los de sus representados.

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