En una entrevista con un estudiante de educación, que sabía que yo había sido consultor para algunas directivas escolares, me hizo una pregunta interesante. Me pidió que me imaginara que me daban 30 minutos para una vista a un colegio, luego de lo cual tendría que dar una impresión sobre la gestión educativa de ese colegio.
Ese reto implicó hacer un rápido esfuerzo de pensamiento divergente para contestar y esto fue lo que se me ocurrió. 1) Visitar los baños de alumnos, profesores y trabajadores. 2) Ver la ubicación y accesibilidad de la oficina del director. 3) Observar el ánimo e interacción de los alumnos a la hora de la salida, al finalizar el día.
Los baños son el espacio con mayor necesidad de intimidad tanto para alumnos como profesores y trabajadores. De la manera como el colegio diseñe y mantenga esos baños, estará transmitiendo su cultura de respeto y consideración por los demás.
La ubicación de la oficina del director define cuán alerta está de lo que pasa en el colegio y cuán accesible es especialmente para alumnos y profesores que quisieran conversar con él o ella. Una oficina alejada del centro de la acción escolar, que demanda muchas antesalas y secretarías, es señal de distancia, de una relación muy jerarquizada que se transmitirá en todas las instancias escolares.
Observar alumnos tranquilos, alegres, con ánimo positivo a la salida del colegio, conversando relajadamente con compañeros o profesores, denota un clima escolar cálido, acogedor, en el que probablemente no haya excesivo estrés ni episodios violentos.
Son formas indirectas de calibrar esa vida escolar.