Las últimas declaraciones de una envalentonada Dina Boluarte hacen que nos preguntemos si realmente valen la pena lo que millones de peruanos pagamos para que tenga asesores.
Confesar totalmente suelta de huesos que ha sido víctima de un intento de soborno -sin proporcionar pruebas que sustenten sus dichos- por parte de una empresa encuestadora deja mucho que desear de ella como persona y, lo que es peor, como jefa de Estado.
Señora Boluarte, si le han pedido dinero para subirle “dos puntitos” en su aprobación, debe denunciarlo. Usted como mandataria debe ser la primera interesada en dar a conocer este tipo de arreglos.
Usted no es cualquier inimputable que puede andar por allí hablando de chantajes con tanta facilidad, en medio de una plaza pública. Mientras tanto, es de esperarse que en las próximas horas las empresas encuestadoras salgan a deslindar de la grave acusación de que han sido objeto, y exijan a la señora lo que todos pedimos: nombres de personas y de compañías que han pedido plata a cambio de “puntitos”. Tanta ligereza no es propia de una jefa de Estado. Así las cosas, recuerde que aunque no se lo crea, usted de la mandataria del Perú. Un poco de seriedad no le vendría nada mal.