El Gobierno de Pedro Castillo parece darle prioridad a los temas menos importantes de la gente. Su objetivo es una nueva Constitución, que tiene como objetivo traer al país el pasado intervencionista y regulador. No se da cuenta que lo urgente es concentrarse en los problemas que debe solucionar ya, a partir de la demanda de los peruanos.

Es revelador que en la última encuesta de Datum, solo el 5% de los ciudadanos vean como prioridad una Asamblea Constituyente. Que reactive la economía y el empleo está en primer lugar con el 46% de respaldo. Mejorar el sistema de salud tiene un 43% de apoyo. Siguen el mejorar la calidad de la educación (34%), luchar contra la corrupción (33%) y luchar contra la delincuencia (27%). Estas son las prioridades de los peruanos y el Jefe de Estado no le puede dar la espalda.

Por ahora hay una incompatibilidad de objetivos entre el Ejecutivo y la gente. Y por supuesto, hay falta de entendimiento del Gobierno para ponerse a la altura de las exigencias. Está claro que si continúa esta coyuntura puede sobrevenir un escenario muy complicado para la gobernabilidad.

Otro problema del Ejecutivo es la creciente influencia de Vladimir Cerrón. El 59% de ciudadanos percibe que el gabinete ministerial fue conformado por el líder de Perú Libre, según Ipsos Perú. En tanto, el 84% cree que éste es una mala influencia y debe alejarse del entorno del presidente Castillo. Es evidente que el exgobernador regional de Junín ha tomado un papel más trascendental que el real. Esto genera un problema mayúsculo ya que su único objetivo es impulsar el ideario de su partido y marginar los intereses de la población a un segundo plano.