Aunque faltan poco más de dos años para las Elecciones Generales 2026, el país ya entró a una especie de precampaña electoral donde lo único que destaca es que hay demasiados partidos políticos. Esto llevará a que, en primera vuelta, el voto se atomice de tal manera que los partidos que pasen a segunda vuelta tendrán menos que el 18.9 % y el 13.9% de las preferencias que llevaron a Perú Libre y Fuerza Popular, respectivamente, al balotaje en 2021.

Que actualmente haya cerca de 50 partidos con posibilidades de presentar candidaturas la Presidencia de la República y al Congreso en las próximas Elecciones Generales, contando a los 28 que ya están inscritos y los 18 en proceso de inscripción, debería hacer que la clase política se dé cuenta de que una de las reformas más urgentes para el país es, precisamente, la electoral.

No hablamos de limitar el derecho fundamental de participar en los procesos electorales como lo ha hecho este Congreso al eliminar a los movimientos regionales ni de retroceder respecto a la representación femenina con la eliminación de la alternancia y la paridad horizontal.

La tarea es pesada y debería ser labor del próximo Parlamento arreglar el entuerto en el que llevamos metidos varios años, pero es necesario porque no solo se debe recuperar la economía, también tenemos que rescatar la institucionalidad y la representación.

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