Pedro Castillo ha anunciado sorpresas con respecto al precio del gas y los alimentos para la próxima semana, pero estas no son reales, son solamente la continuación de un guion aprendido de los dictadores chavistas latinoamericanos. Lo que busca este gobierno es generar el suficiente populismo para ganar fuerza y aplicar las medidas radicales con las que puedan quedarse en el poder. Por supuesto, estas ideas no vienen de un equipo técnico o económico, sino de asesores mercenarios de la izquierda chavista que ya están trabajando en Perú para contrarrestar la caída en picada de la aprobación presidencial.

Veo tres opciones en las “sorpresas” de Castillo. Primero, un gran paquete de subsidios aprobados por el MEF y con la complicidad de Pedro Francke. Otra, sería la confrontación con el Congreso, enviando un proyecto de ley de control de precios, el cual sería rechazado, pero les daría la excusa perfecta a Bermejo, Bellido y Cerrón para acusar a los congresistas de obstruccionistas y de antipueblo.

Para sumar a este discurso de control de precios, veo a Castillo montado en un camión distribuidor de gas, quizás en Arequipa, anunciando que el precio del balón ha bajado, cuando en la práctica eso no es real. Este discurso empezará a generar odio y divisiones, entre el consumidor y el empresariado, y a este último le echará la culpa para reforzar su imagen de presidente bueno frente a los “enemigos del pueblo”. Es un guion bien elaborado en el que no debemos caer, porque el único responsable de la debacle económica del Perú tiene nombre y apellido y es Pedro Castillo.