Desafiando las apuestas, Obama fue el personaje que imprimió carácter a la VII Cumbre Interamericana. Maduro, el gran derrotado, ni siquiera presentó sus millones de cartas pidiendo derogar las sanciones de Washington. Contra muchos pronósticos, el encuentro presidencial ha abierto una ventana de futuro, revirtiendo la tendencia iniciada en la IV Cumbre de Mar del Plata (1994) por ALBA y MERCOSUR, que liquidaron el ambicioso proyecto norteamericano de un área hemisférica de libre comercio (ALCA). Fue frustrante para muchos que, como el Perú, trabajaron intensamente en las negociaciones truncadas por la manipulación de Brasil, Argentina y Venezuela, empeñados en bloquear un acuerdo que habría creado un inmenso bloque gravitante en el escenario mundial. Nadie tuvo la lucidez de plantear un acuerdo limitado a los muchos países que lo necesitaban, y el esfuerzo murió sin funerales.

El panorama ha cambiado ahora. Lo que hemos observado en Panamá dibuja un horizonte despejado para avanzar por un rumbo diferente y pragmático. Veamos:

- Hay una red de TLC con EE.UU., el socio comercial más importante de Latinoamérica.

- Los países que pretendían una hegemonía sudamericana -Brasil, Argentina y Venezuela- enfrentan agudas crisis internas, además del enorme desprestigio que arrastra el anacrónico MERCOSUR.

- El petróleo barato ha debilitado al ALBA y PETROCARIBE.

- La Alianza del Pacífico integra a cuatro democracias representativas en un proceso vigoroso y abierto al mercado.

- Para encarrilar sus problemas migratorios, Guatemala, Salvador y Honduras han lanzado la “Alianza para la Prosperidad” con apoyo financiero de EE.UU. y el BID.

- Antes de la Cumbre panameña se formó el Grupo de Cooperación Energética entre el CARICOM y EE.UU., que ayudará a los 15 países caribeños a enfrentar el menor subsidio petrolero de Venezuela.

- El desconcertado Brasil prepara la visita de Dilma Rousseff a Washington.

- Cuba, la piedra en el zapato del continente, comienza a entrar también en la horma de la cooperación con EE.UU. y la inversión privada internacional.

Hemos sustituido el paradigma asociativo de “todos o ninguno” por grupos que integran a países motivados por objetivos comunes y políticas complementarias. CELAC quedará para la catarata de discursos insoportables y UNASUR para blindar a Maduro de sus liberticidios y “acompañar” sus fraudes electorales. Pretendieron liquidar a la OEA y es esta la que está resucitando gracias a la reorientación de la política hemisférica de Obama y su reconciliación con Cuba. El sistema interamericano, nacido hace 125 años en la I Conferencia Internacional Americana (Washington, 1890), resurge con nuevos bríos de Panamá.

Nos acercamos al ocaso del “bolivarianismo” chavista que ha lastimado tanto la democracia y el Estado de Derecho. ALBA y MERCOSUR serán minoría en la OEA. Sus normas obligatorias sobre derechos humanos y la Carta Democrática Interamericana podrían aplicarse plenamente, poniendo fin al régimen de impunidad que los gobiernos infractores han impuesto mediante mayorías compradas o intimidadas.