Hoy sábado 5 de noviembre la ciudadanía está convocada para la protesta ante el gobierno de Pedro Castillo, su entorno familiar y amical que ha demostrado que estar en el poder significa sustraer y lucrar con el dinero de todos los peruanos. Y es que la corrupción del Gobierno se ha exhibido sin escrúpulo alguno y está ligada al más alto funcionario del Estado, a quien personifica a la nación. La indignación y el repudio se manifiesta en todos los espacios y en todos los momentos. La denuncia constitucional formulada por la Fiscalía de la Nación es la punta de un iceberg que se expone cotidianamente con malos manejos e impunidad. Pocos tienen duda de que la victimización personal del gobernante agrava su situación porque a los hechos denunciados se suma el cinismo y la manipulación alejada de todo principio moral. Hay una mafia en Palacio de Gobierno, algo inédito e insolito en nuestra historia republicana mientras el presidente sigue con sus discursos violentos y de odio, recorriendo el país dilapidando los dineros públicos, agrediendo a la prensa, denunciando racismo y discriminación mientras continúa con su estrategia para quedarse en el poder. Se anuncia un desastre económico para el año que viene que ya está próximo, en especial por falta de alimentos, pero no parece importar a nadie. Y llega al extremo de convocar a la OEA con un cuento de golpismo desestabilizador. Por eso es tan importante la voz de las calles que mañana será el eje de lo que viene para el Perú. No solo el Ejecutivo está en grave cuestionamiento. Las calles exigirán también al Congreso que termine con esta situación antes que la violencia sea la que defina el destino colectivo. La responsabilidad política con el Perú está en jaque.

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