La presidenta Dina Boluarte, sus ministros y consejeros se equivocan si creen que la movilización de ayer y el descontento que hay en las calles es obra de políticos que se oponen a su gestión y de los medios de comunicación. Es una lectura bastante chata y limitada, pues lo cierto es que la gente se está hartando de la violencia que viene de años atrás y de un gobierno absolutamente incapaz de dar respuesta a un problema que cuesta vidas y afecta el día a día de los ciudadanos.
Es verdad que al carro de los transportistas que están parando como una forma de exigir acciones decididas contra la criminalidad y la extorsión, se han subido algunos partidos políticos, personajes políticos y politicastros caídos en la irrelevancia, quizá tratando de ganarse un espacio con miras a los comicios del 2026. Irónico que está gente que ha tenido o tiene bancada en el Congreso, se ponga en plan de crítica cuando en los últimos años no han movido un dedo para encontrar soluciones al problema de la violencia.
De otro lado, el sicariato, el robo, la extorsión, el terrorismo en la sierra de La Libertad y el secuestro no son un invento de los medios que tenemos la misión de reportar lo que ocurre en las calles. Que la presidenta y los ministros dejen sus carros y escoltas, y vayan a los mercados, paraderos, terminales de buses y zonas comerciales como Gamarra, el Mercado Central o a cualquier paradita para que se enteren de lo que está sucediendo. Nada de eso es creación de políticos oportunistas y decadentes, o de la prensa.
Es la cruda realidad que golpea a los peruanos que exigen respuestas, pero que al hacerlo se encuentran con el gobierno de una señora que recibe costosos regalos de un oscuro personaje como Wilfredo Oscorima, que es aliada de César Acuña, quien por estos días anda haciendo turismo en Emiratos Árabes Unidos mientras su región se incendia, y que juega en pared con un Congreso plagado de sinvergüenzas y delincuentes que no legislan en favor de la ciudadanía. ¿Informar sobre esto es hacer “terrorismo de la imagen”?
Si el gobierno sigue como está, culpando a los políticos que no son capaces ni de movilizar a sus propios militantes y a los medios de comunicación por el malestar de la gente ante la ola de violencia, hasta los congresistas que hoy son aliados de la presidenta Boluarte, se van a poner en su contra. Por ahora la jefa de Estado ha tenido suerte en gran parte porque según mandato constitucional vino después de Pedro Castillo y nadie podía ser peor que ese impresentable, pero el periodo de gracia podría no durar para siempre. El saldo se le puede terminar.