No hay duda que en esta campaña podemos esperar cualquier cosa, incluso los gestos más ridículos. En las últimas horas, el candidato presidencial de Acción Popular, Yohny Lescano -el insólito puntero en esta elección descolorida, sin propuestas y marcada por el COVID-19-, no ha dejado de lado la oportunidad de hacer populismo y patrioterismo barato, al anunciar desde Tacna que de ganar los comicios pedirá a Chile la devolución del monitor Huáscar.
Este señor que quiere ser presidente del Perú y que está cerca de serlo sin saber cómo, debería tener en cuenta que el heroico buque sobre el cual el almirante Miguel Grau y su inimitable tripulación pasaron a la gloria y al corazón de todos los peruanos, lo perdimos peleando de manera bravía en una guerra y que como tal no debería ser reclamado jamás, ni siquiera “como un gesto de buena voluntad” ni de nada. ¿Puede haber mayor indignidad que un pedido así?
Además, al finalizar el combate de Angamos, la orden final del teniente primero Pedro Gárezon, el último comandante peruano del Huáscar tras la muerte de Grau y de la mayoría de sus oficiales, fue abrir las válvulas y hundir la nave. Tras la derrota, no había razón para mantenerla en la superficie. Esta acción ya en ejecución fue impedida por el abordaje de los chilenos. Sin embargo, la voluntad peruana fue renunciar con honor al monitor, y debe ser respetada.
En lugar de andar manoseando la memoria de Grau y de su brava tripulación como parte de su campaña política, el señor Lescano debería preocuparse por presentar un plan de gobierno completo, hacer propuestas coherentes, aclarar la denuncia de acoso sexual que pesa sobre él y explicar por qué un genocida como Abimael Guzmán le agradece en un libro sus gestiones para mejorar sus condiciones carcelarias.
Los candidatos no pueden apelar al “todo vale” para ganar votos, y menos hacer promesas que lindan con el ridículo y la payasada. Además, con toda seguridad, este tipo de propuestas efectistas y populacheras restan seriedad a la campaña, tanto acá como en el exterior. El Perú está en medio de una severa crisis política, sanitaria, económica y social, y necesita ideas y propuestas, y no ruido ni fuegos artificiales.