Hoy que Lima cumple 487 años de fundación española, y escribiendo sobre ella, lo hago esta vez pensando en Luis Castañeda Lossio -nunca lo conocí-, su alcalde por tres veces -solo superado por Nicolás Ribera “El Viejo”, su primer burgomaestre que lo fue por cuatro-, y de lejos, el mejor en décadas, por su incuestionable e innata condición de gestor y productor de obras. Va, entonces, mi homenaje en estas líneas, a Lima y a su alcalde, recientemente fallecido. Francisco Pizarro fue la figura central en el acto de su creación (1535), llamada inicialmente Ciudad de los Reyes, y constituida en el centro del poder español en el Nuevo Mundo, desplazando políticamente al siempre mágico Cusco que lo había sido en la etapa precolombina como centro del poderoso Tahuantinsuyo. Si México fue la ciudad elegida por el norte del continente (Virreinato de Nueva España), Lima lo fue por el sur (Virreinato del Perú). Tuvo todos los derechos y privilegios que otras notables y prósperas urbes peninsulares. Aquí fue fundada San Marcos con el nombre de Real y Pontificia Universidad de San Marcos de Lima (1551), la más antigua del continente, y por ello con la perpetua membresía de la Universidad del Perú, Decana de América. En la región todos la visitaban para lucir en gala por el emblemático Jirón de La Unión por donde caminaban las tapadas. Sitiada por piratas y corsarios, fue amurallada y su población padeció grandes epidemias -como ahora la pandemia- que amenazaron con arrasar. En las afueras, en el barrio de Pachacamilla, cultivó fe y tradición la figura del Señor de los Milagros, pintada en un muro por un mulato angoleño. Soportó los violentos terremotos de 1655 y 1687 y en el alba de la República, fue objeto de los separatismos gestados en el Convictorio de San Carlos. Invadida por los chilenos durante la guerra de 1879, su gente murió defendiéndola en los campos de San Juan, Chorrillos y Miraflores. Por las célebres Tradiciones de Ricardo Palma más se la quiere y hoy con 9,7 millones de habitantes (32% del total nacional), Lima quiere cuatro cosas: seguridad, orden, limpieza y sobre todo agua para un millón de personas que debe comprarla de camiones cisterna. Lima es de limeños, y de provincianos o hijos de provincianos, que cada vez somos más. ¡Todos cuidemos la capital del Perú, por la que Castañeda hizo mucho!.