Con la detención preliminar de un grupo de generales de la Policía Nacional que habría pagado miles de dólares por sus galones por lo menos al entorno más cercano al expresidente Pedro Castillo, y la expulsión de cientos de prefectos y subprefectos –muchos de ellos nexos con bandas terroristas–, puestos para movilizar gente en apoyo del profesor, queda claro que hasta el 7 de diciembre último, el Perú estaba en las peores manos.

Sin embargo, hechos de corrupción y de cercanía con grupos criminales no deberían asombrar a ningún peruano. No olvidemos que Castillo llegó al poder llevado de la mano de un condenado como Vladimir Cerrón y que hizo campaña con “Los dinámicos del Centro”. ¿Esperaban honestidad y limpieza en la gestión pública? Cualquiera con algo de sentido común sabía lo que le venía al país de caer en manos de esta gente. Pero igual votaron por el profesor.

Lo mismo ocurre con el hecho de haber puesto a prefectos y subprefectos que en muchos casos han tenido nexos con la versión 2.0 de Sendero, que hoy se llama Movadef. ¿Acaso han olvidado al sindicalista radical que era Castillo, y que hacía paros y movilizaciones con terroristas reciclados que abogaban por la libertad del “doctor” Abimael Guzmán? Para los que dudan, allí tienen a Iber Maraví y su pasado “explosivo” entrando y saliendo de Palacio de Gobierno.

Si nos centramos en la entraña golpista de Castillo, esta tampoco debería asombrar a nadie con algo de criterio, pues fue advertida en el “ideario” de Perú Libre, en que se ofrece romper con la democracia, la separación de poderes y hasta la libertad de expresión. Qué más podía esperar de quien venía apadrinado por personajes como Guillermo Bermejo o el mismo Cerrón, quienes creen que Cuba y Venezuela son unos paraísos.

Lo que hoy va saliendo a la luz y lo que hemos venido observando desde que empezó el putrefacto e inepto régimen del lápiz, es lo que tenía que suceder. Nada bueno podía provenir de un gobierno en manos de quien, además, era incapaz de dar una entrevista y hablar con algo de coherencia. Sin duda, lo que hemos vivido ha sido el peor gobierno de nuestra historia, y ahora solo queda rectificar lo hecho y deshecho en 16 meses.

TAGS RELACIONADOS