Políticamente incorrecto es decir que quienes invadieron algunas zonas riesgosas para sobrevivir o se establecieron en lugares inundables por donde transitan las quebradas y huaicos son los únicos responsables de sus desgracias. Pero, parte de la culpa también la tienen los encargados de las instituciones que les colocaron los servicios de luz, agua y alcantarillado; de igual forma, los políticos que ofrecieron títulos de propiedad para asegurar los votos en campaña.

No es que quienes no padecen por los desastres naturales solo se miran el ombligo, sino que elaboran un razonamiento sencillo preguntándose: ¿por qué viven en esas zonas si saben que son inundables?, ¿por qué no se consiguen otra vivienda? Sin embargo, se quedan cortos y no cuestionan: ¿quiénes les dieron el alumbrado público?, ¿no es el Estado el que les ejecutó las obras de los servicios básicos como agua y alcantarillado?, ¿cómo tienen título de propiedad?

Se entiende la desesperación en el norte porque sus casas están inundadas, apestan a ineptitud y la ayuda humanitaria no llega como la lluvia. Y no es que nos quedemos atrapados en el problema. Si no analizamos el origen vamos a repetir con cierta frecuencia los mismos males. Por tal motivo, como lo hizo Turquía con los ingenieros que levantaron edificios de papel, en Perú deberían penalizar a los funcionarios y los alcaldes que otorgan, a personas y empresas, licencias de construcción en zonas de riesgo.

Somos un país con una mayoría informal, donde los terrenos son rellenados con basura para ganar espacios, donde las casas son edificadas en ambientes públicos, donde algunos tontos quieren ganarle a la naturaleza colocándose en quebradas, donde se venden lotes que antes fueron lodazales, donde las constructoras hacen ofertas de casas sin servicios básicos. Nos volvemos a cuestionar: ¿de quién es la culpa?

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