En las anteriores gestiones presidenciales fuimos testigos de esta dinámica: el presidente del Consejo de Ministros era el encargado de poner paños fríos sobre las declaraciones del presidente de la República que puedan causar controversias, pero en el gobierno de Perú Libre estamos viendo lo contrario.

Ayer, el presidente de la República Pedro Castillo, y la vicepresidenta Dina Boluarte, tuvieron que salir a aclarar lo dicho por su incendiario e impresentable jefe de Gabinete, Guido Bellido, e intentar poner calma al revuelo causado por las declaraciones del premier ya sea respecto a la cuestión de confianza o la expropiación de empresas.

Castillo fue más allá y dijo que los “exabruptos del premier, y de otras personas más, los hemos corregido”. Pero, al parecer, Bellido no se da por enterado de esto pues aseguró, sin mayor prueba, que en el país existe una “evidente persecución político judicial a Vladimir Cerrón, intento de vetar a Perú Libre y encarcelar a sus lideres”.

En vista de esto cabe preguntarse dos cosas. La primera es ¿qué hace el presidente del Consejo de Ministros defendiendo a un condenado por corrupción e interfiriendo en una decisión del Poder Judicial?, y ¿de dónde viene la fuerza de Bellido en el gobierno si tanto el mandatario como la vicepresidenta le han pedido que se modere?