Uno de los argumentos del presidente Martín Vizcarra y de quienes han celebrado el cierre del anterior Congreso es que ese fenecido Parlamento era “obstruccionista” y no dejaba trabajar al Poder Ejecutivo. Sin embargo, sin Poder Legislativo en funciones, ya tenemos a cuatro ministros que se ven obligados a renunciar en medio de escándalos.

En otras palabras, los jefes de las carteras de este gabinete a cargo de Vicente Zeballos, se terminan yendo a su casa por sí solos, por aprovecharse del Estado para beneficio familiar o por conflicto de intereses, como es el caso del saliente titular de Energía y Minas, Juan Carlos Liu, tras conocerse que mientras fue asesor de dicho sector, también trabajaba para Odebrecht.

Tenemos que los ministros se censuran solos, sin necesidad de “La mototaxi”, de “La botica”, de Héctor Becerril, de los apristas o de “Vitocho” García Belaunde. Es lo que sucede en la realidad, en que vemos los autogoles de un gabinete que debía estar a la altura de las exigencias de la ciudadanía en cuanto a honestidad y limpieza en la gestión pública.

Si la oposición encabezada por fujimoristas y apristas nunca pudo sacar a cuatro ministros en tan pocos meses, ahora esto se ha “logrado” gracias al propio presidente Vizcarra y al premier Zeballos, quienes sin duda alguna no tuvieron buen ojo para armar un equipo que dé tranquilidad al ciudadano, y asegure la buena administración del país en momentos tan complicados.

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