El arresto en la frontera entre México y Estados Unidos de Alejandro Sánchez, el dueño de la casa del pasaje Sarratea, en Breña, debe hacer recordar a los peruanos y a las autoridades en general, de que hay un grupo de gente que se mantiene en calidad de evadida de la justicia por más de un año, y que hasta el momento poco o nada se sabe de ellos pese a que su presencia es vital para que canten todo lo que saben sobre Pedro Castillo y la banda que encabezó desde la cúpula del poder.

No olvidemos especialmente a dos: Juan Silva, quien fuera ministro de Transportes y Comunicaciones nombrado por Castillo por tener el “mérito” de poseer breve y una combi pirata. Este sujeto sabe bastante de toda la podredumbre que rodeó al régimen del profesor. Lo último que se conoció a través de un programa dominical fue que estaba escondido en Venezuela, país con el que tenemos relaciones diplomáticas plenas, al amparo del régimen chavista. Sin embargo, la Cancillería jamás se ha pronunciado.

Otro es Fray Vásquez Castillo, el “sobrinísimo”, el que de la noche a la mañana se convirtió en el brazo derecho de su tío y a la vez portero de la casa de Sarratea, a donde llegaba la gente de Castillo para fines nada santos, pues de tratarse de las actividades habituales de un jefe de Estado, tenía el Palacio de Gobierno para esos fines. Este sujeto que de ser cocinero de un chifa del Callao pasó a darse la gran vida al lado de gente dudosa, va a cumplir un año y medio al margen de la ley.

La noticia de la caída de Sánchez a miles de kilómetros de Lima, donde se le perdió el rastro en octubre del año pasado, hace que surjan preguntas que deben responder de inmediato las autoridades: si tenía orden de arresto preventivo vigente, ¿cómo logró salir del país para aparecer en la frontera entre México y Estados Unidos?, ¿realmente se le ha estado buscando?, ¿acaso el Perú es una coladera donde los indeseables se escapan tan fácilmente? ¿Silva y Vásquez también han logrado evadirse?

Es de esperarse que el Estado peruano haga todo lo que esté a su alcance para traer de inmediato a Lima a Sánchez, quien hace meses fue dado por muerto por el Reniec, quizá con la intención de entorpecer su captura. Sin duda es gente mañosa que hará todo lo posible por no pagar sus culpas. Este sujeto que sabe bastante de Castillo, no puede seguir burlándose de la justicia como lo hacía cuando estaba cerca del poder y creía que podía hacer lo que le daba la gana.

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