Sería bueno conocer la impresión que se llevarán los representantes de las 20 economías que nos visitan con motivo de la Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), al ver que mientras por un lado el Perú se esfuerza por estar a la altura de sus socio en el exclusivo club de los grandes del comercio exterior a través del inmenso océano que baña nuestras costas, de abrir mercados y de atraer inversiones; por otro su gobierno da muestras de seguir anclado en ideologías caducas.
Esto último lo señalo por los lamentables cambios que se han producido en Petroperú, que ha sido entregada a la izquierda y a su conducción ideologizada y cero técnica, en momentos en que se necesitaba una gestión responsable que ponga en vereda a los sindicatos que gozan de beneficios como si estuvieran en la más próspera de las empresas, recorte gastos y sobre todo lleve a cabo una reestructuración con visión privada, ya que no hay ley que permita privatizarla; o en todo caso, cierre la compañía para siempre.
El presidente del directorio, Alejandro Narváez, es un estatista perteneciente a un partido de izquierda radical que hoy es aliado de Antauro Humala; y el gerente general, Juan Vera Gargurevich, es empleado de Petroperú y eterno sindicalista, así que nadie en su sano juicio podría pensar que con esas cabezas, la empresa será llevada por el camino responsable que necesita. Así de claro lo ha señalado la Confiep en un duro pero muy pertinente comunicado que dice las cosas tal como son.
Así que gracias a la presidente Dina Boluarte, y sus ministros de Economía y Finanzas, José Arista; y de Energía y Minas, Rómulo Mucho, los peruanos debemos ir preparándonos para que nos sigan metiendo la mano al bolsillo a fin de sacarnos la plata que permitirá mantener viva a Petroperú para felicidad de sus sindicatos y de la izquierda cavernaria que va a estar muy feliz de tener en sus manos, por un tiempo más, una compañía que tarde o temprano tendrá que desaparecer porque en realidad ya no vale nada.
Queremos mostrarnos al mundo como un país moderno, que avanza, que se codea con los más grandes y que ha dejado atrás los nacionalismos y estatismos trasnochados, pero ahí están la señora Boluarte, sus ministros y los tremendos funcionarios que han colocado en Petroperú, para hacernos ver a todos que nos falta mucho, que no se han aprendido las lecciones del pasado y que ojalá en el 2026 llegue un gobierno firme, con las ideas claras y dispuesto a hacer los cambios que el Perú necesita.