La designación del congresista José Luna, de Podemos, como presidente de la Comisión de Presupuesto del Congreso a pesar de sus líos judiciales y sus dudosos antecedentes como dueño de una universidad que no fue licenciada por ser en la práctica una estafa para los alumnos, hace un inmenso favor al precario presidente Pedro Castillo.
Un Congreso que nombra a un personaje como Luna en una comisión tan importante, y que de otro lado mantiene en funciones a un congresista acusado de violación o que no toca a los tránsfugas apodados “Los niños”, con qué autoridad va a al menos intentar vacar al mandatario por la causal de incapacidad moral permanente.
No hay duda que si el presidente Castillo se mantiene en el poder a pesar de su ineptitud y sus innegables nexos con la corrupción, es porque tiene al frente un Congreso patético poblado de personajes tan o más oscuros que el propio profesor chotano, que sin duda no dan la batalla ni están a la altura del reto que les dio un elector equivocado.
Salvo pocas excepciones, el Congreso que tenemos es un lastre para el país, para alegría de Castillo y compañía, pues saben que si el inquilino de Palacio de Gobierno es repudiado, más lo es el Poder Legislativo. Si así están las cosas, es muy probable que nadie se vaya, al menos en el corto y mediano plazo.