Nuevamente el Ministerio Público con sus fiscales politizados, ineficientes y que más parece que trabajaran pensando en el show y los aplausos de las tribunas antes que en perseguir el delito, están echando a perder otra fase de la lucha contra la corrupción que debería ser impecable y muy profesional a fin de no dejar espacios para que más adelante los implicado salga a victimizarse y a decir que son objeto de persecución por sus ideas y posturas políticas.
El viernes último, el Poder Judicial ha dejado en libertad al hermanísimo Nicanor Boluarte y a Mateo Castañeda, abogado de la presidenta, luego que el reaparecido juez Richard Concepción Carhuancho, fiel a su estilo “canero”, dictara contra ellos y otros prisión preliminar a pedido del Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción en el Poder (Eficcop), a los que días después les han hecho ver que su trabajo fue malo y que no había motivos suficientes como para encerrar a estos personajes mientras son investigados.
El Ministerio Público sigue cometiendo los mismos errores de Rafael Vela y Domingo Pérez, los campeones de las prisiones preventivas que luego eran dejadas sin efecto o se terminaban sin que sus investigaciones hayan concluido para dar inicio a los juicios orales, lo que a la larga se convierte en un abuso en casos que por su envergadura, deberían ser tratados con mucho rigor y profesionalismo para que luego nadie se victimice, que es lo que suele suceder de parte de gente que aún no ha sido declarada culpable.
Los malos fiscales que vemos están haciéndole un gran favor a la corrupción, pues en lugar de elaborar investigaciones inobjetables, andan haciendo cualquier cosa, también producto de las luchas internas que no son de ahora y que como he indicado antes en este espacio, deberían llevar a la refundación del Ministerio Público que se ha convertido en un verdadero lastre en la lucha contra la criminalidad que viene tanto de un ladrón de celulares, como de grandes personajes del Congreso y Palacio de Gobierno.
A estas alturas, el hermanísimo, con todo lo que tiene que aclarar ante la justicia, ha pasado a ser una víctima, un perseguido, un inocente que fue privado de su libertad y encerrado en una oscura celda por el odio personal de los miembros del Eficcop. Lo mismo sucede con el abogado Castañeda, quien incluso habría sido grabado haciendo ofrecimientos reñidos con la legalidad a policías. Sí pues, les han dado los insumos para construir ese discurso que sin duda les va a ser muy útil a nivel político y judicial.