Qué gran error han cometido los mexicanos al elegir como su presidenta a la izquierdista Claudia Sheinbaum, una aplicada alumna de su impresentable antecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Ella ha preferido no asistir a Lima a la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), pues esa dupla considera que el recluso Pedro Castillo fue una pobre víctima de un golpe de Estado y que Dina Boluarte es una mandataria ilegítima, algo que nos guste o no, es totalmente falso.

La gobernante mexicana es la única líder económica del continente que no estará presente en Lima en la reunión de APEC, a diferencia de sus homólogos de Estados Unidos, Joe Biden; de Canadá, Justin Trudeau; y de Chile, Gabriel Boric, que se sumarán a la anfitriona peruana. La señora Sheinbaum ha preferido anteponer la ideología, los resentimientos y las nociones absurdas dejadas por su antecesor, antes que viajar a una reunión importante para el bienestar de su país y el continente.

Pero no es la primera vez que la nueva mandataria mexicana hace un ridículo internacional. Recordemos que hace muy poco, para su toma de mando, no invitó a la ceremonia al rey de España, Felipe VI, pues condicionó la presencia del monarca a una demanda de disculpas a favor de México por los abusos cometidos…. ¡en tiempos de la conquista! No, no, no es broma. Así se maneja hoy uno de los países más relevantes del continente gracias a una mandataria de izquierda que se quedó anclada en hace 500 años.

Recordemos que las relaciones diplomáticas entre Perú y México se mantienen en un poco usual nivel muy bajo, debido a que tanto AMLO como la actual mandataria han optado por apoyar a la familia de Castillo y a su familia, que goza de un cómodo asilo en ese país. No olvidemos que el día de la interrupción del orden constitucional, el 7 de diciembre del 2022, el golpista fue arrestado en flagrancia por su propia escolta cuando escapaba a esconderse en la sede de la Embajada de México, en San Isidro.

Ya tendrán tiempo los mexicanos de arrepentirse de haber votado primero por AMLO y luego por la actual mandataria, que poco a poco va aislando a su país y acercándolo únicamente a “socios” de terror como las dictaduras de Cuba y Venezuela, sobre todo a esta última que en pocas semanas entrará en una ilegitimidad absoluta para el mundo civilizado, con la nueva toma de mando del dictador Nicolás Maduro, el gran ladrón de las elecciones de julio último. Quizá sí quiera viajar a Caracas para avalar esa tremenda farsa.