La presencia en el cargo del ministro del Interior, Juan José Santiváñez, es insostenible luego de un audio conocido el fin de semana último, en que indica que la presidenta Dina Boluarte le pidió desactivar la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Diviac) a pesar de que no estaba en sus manos hacerlo; y la declaración de Iván Siucho, quien ha afirmado que su secuestro sí tuvo que ver con el caso “Los waykis en la sombra”, una versión muy distinta a la difundida por la Policía Nacional y el sector que lidera.

No es la primera vez que aparecen audios que dejan mal parado a Santiváñez, quien una y otra vez ha afirmado que se trata de montajes o imitaciones. Sin embargo, esta vez todo indica que ha sido grabado por un examigo en un chifa de San Borja, donde queda como un mentiroso e interesado en el poder a cualquier precio, que además delata a la jefa de Estado en sus intenciones de desactivar a la Diviac, una unidad policial que al menos cuando estaba a cargo del coronel PNP Harvey Colchado, pecaba de politización y figuretismo.

Pero lo más grave es lo indicado por Siucho a la propia Policía Nacional en un interrogatorio. Afirma que sus secuestradores sí le hicieron mención a su condición de colaborador del Ministerio Público en el caso que involucra a Nicanor Boluarte y al exabogado de la mandataria Mateo Castañeda. Dice que incluso lo acusaron de “soplón”, todo lo cual fue negado por el comandante general de la PNP, Víctor Zanabria, lo que fue refrendado por un comunicado del Ministerio del Interior.

Sin duda el ministro Santívañez ha quedado chamuscado luego de lo conocido el domingo último y su presencia en el cargo es insostenible, más allá del papelón que hizo días atrás al afirmar que ya sabía dónde estaba el prófugo Vladimir Cerrón, quien se sigue burlando de las autoridades desde la clandestinidad con la aparente seguridad de que nadie le sigue los pasos quizá por alguna influencia política. Es urgente su remoción, salvo que la presidenta Boluarte quiera quemarse con él.

Siempre he creído que en los ministerios y en especial en Interior, debe haber continuidad de los ministros y sus funcionarios a fin de que puedan implementar y aplicar políticas en favor de la seguridad ciudadana. Sin embargo, queda claro que nombrar a Santiváñez ha sido un error que debe ser corregido por el bien del país. Y mientras tanto, seguiremos de tumbo en tumbo en la lucha contra la violencia, para alegría de asesinos, secuestradores, ladrones, extorsionadores y demás lacras.