Con la confianza al gabinete Torres, la oposición en el Congreso mostró que es un perro que ladra, pero que no muerde. Y es que el Gobierno, aún con la votación ajustada de 64 votos (con la que ratificaron en el premierato a Aníbal Torres), manifestó que tiene la muñeca política para crear las mayorías —aunque sean más que ajustadas— y obtener la gobernabilidad suficiente que le permita mantener a raya el control político y continuar con sus planes.

Desesperados por no lograr más, la oposición está pensando de forma reactiva; no presenta una estrategia de mediano y largo plazo para ver qué puede ofrecer a sus pares en el Congreso y sumarse a sus planes, con la misma efectividad que la contratación pública los ha convertido en dóciles ‘niños’ del oficialismo.

Así mismo, no todo es color rosa para el Ejecutivo. Según los datos de la última encuesta de IPSOS, el presidente Castillo es aprobado solo por el 26% y desaprobado por el 66%. Con esos números es muy difícil gobernar y más aún si debe tomar medidas drásticas en materia económica ante el panorama internacional. A esto se suma la defensa en los procesos que enfrenta ante el Ministerio Público y no solo él, sino el principal operador político, Vladimir Cerrón, casos donde la Fiscalía y la Procuraduría están trabajando.