La semana pasada Chile dio el salto inaugurando el primer tren rápido del país y de la región. Un logro que es resultado de la planificación con visión de desarrollo que tiene el país del sur y especialmente, gestión en la ejecución del mismo.
En contraste, el Perú que en el siglo XIX fue pionero en desarrollo ferroviario y tuvo el primer tren de carga de Sudamérica, hoy se encuentra en la cola de la región con escasos 1900 km de vías férreas. Si bien es cierto que la pérdida de predominancia de este modo de transporte ha sido la tendencia en la región con sanas excepciones, nuestros vecinos avanzan a paso mas firme en la meta de tener redes ferroviarias consolidadas. Dos ejemplos: Bogotá con su primera línea de metros través de una asociación publico privadas con la asistencia de una PMOs (project management office), Quito con su metro construido como obra pública mientras siendo la operación una APP.
Lo cierto es que ambas ciudades no sufren del gran problema que sufre nuestra metrópoli y el país en general, esto es, la altísima informalidad del transporte público. La red básica de metros de Lima y Callao sería una solución a este problema pues se constituiría como el principal modo de transporte.Pero a este paso, Lima y el Callao tendrán su red básica de metros completa hacia el 2050 debido a una mezcla de factores financieros (no hay presupuesto ni nos queremos endeudar) y de ejecución contractual que hacen que los proyectos tarden décadas.
El reciente anuncio para postular a Lima como sede de los juegos panamericanos 2027 queda incompleto si no financiamos e iniciamos ya los procesos de licitaciones de las líneas 3 y 4 de Lima y Callao.