La igualdad de oportunidades, esto es emparejar la cancha para que todos podamos competir sobre un piso parejo, es el objetivo de las políticas públicas de desarrollo. En el Perú, la igualdad de oportunidades es terriblemente esquiva.

Un reciente documental del New York Times, "Wiring the Amazon", muestra cómo la incapacidad de las autoridades frustra el desarrollo y las posibilidades de miles de peruanos de escapar de la pobreza y la exclusión.

En 2009, el gobierno envió 12 laptops del programa "Una Laptop por Niño" (ULPN) a Palestina, un pueblo de 65 habitantes, sin electricidad ni agua potable y al que se llega desde Puerto Esperanza luego de 10 horas por el río Purus. Pero, Palestina no tenía internet y el Minedu demoró tres meses en enviar a un técnico para instalar internet. Mientras esperaban, instalaron el primer teléfono comunitario. En 2010, se malogró el internet y durante 1.5 años el gobierno peruano no pudo solucionar el problema. El único teléfono se malogró en el 2012. Cuando la conexión a internet fue finalmente restablecida, todas las laptops repartidas por el MINEDU estaban malogradas y en Palestina nadie sabe cómo arreglarlas.

El programa ULPN compró 902,000 computadoras invirtiendo $180 millones de dólares. Las computadoras fueron repartidas en colegios rurales de zonas en extrema pobreza, muchos de los cuales, como Palestina, no tenían internet ni electricidad. Aparentemente, al gobierno no le pareció necesario. Durante la gestión de la ministra Salas se incendió un depósito del Minedu con miles de laptops. Estas fueron rápidamente repuestas a través de una compra poco transparente. ¿Cuántas laptops están funcionando hoy?

Este es un ejemplo de una burocracia mediocre. Como ciudadanos debemos exigirles a las autoridades gobernar eficientemente, rendir cuentas y asumir responsabilidades. Habría que recordarles que el dinero que gastan y, con el que se les paga, sale de nuestros bolsillos.