Uno

Si algo nos enseña la historia es que no hay nada que permanezca oculto para siempre, todo sale a la luz. Con esta premisa han jugado los grandes líderes de la historia y también los pequeños, los mediocres, los que la propia historia ha enterrado en el olvido. Lo que Butters y Medina han logrado con el acuerdo de Odebrecht desnudará muchas cosas, pero también, con el tiempo, establecerá en su justa medida la dimensión de los defensores de Odebrecht, de los campeones de la campaña promotora del acuerdo más nefasto en la historia del Perú. Y eso que hemos tenido pactos bajo la mesa francamente deplorables, pero el acuerdo con Odebrecht los supera a todos y pasará a la historia universal de la infamia como un ejemplo perfecto de cómo entregar un país por motivos políticos, por venganzas sectarias que poco tienen que ver con la democracia y la anticorrupción.

Dos

Si algo deducimos de este episodio execrable es la catadura de los que se autodenominan “la conciencia moral” del Perú. A ver cómo lavan la bandera ahora. A ver con qué cuento nos salen ante toda esta evidencia. Supongo que volverán a decirnos que fueron engañados una vez más. Ahora bien, ¿por qué el Perú tiene que apoyar a un grupo sectario que siempre es engañado por los que intentan saquear al país? ¿Cuál es la responsabilidad real de los que apoyaron a Toledo, a Humala, a Vizcarra, a Sagasti, a la Villarán, a Odebrecht? ¿Tienen responsabilidad? ¿La asumirán? ¿Pagarán por este apoyo político al error, por su constancia en el error, por su adhesión a proyectos fallidos, por su tenacidad en la defensa de lo indefendible? ¿Le pedirán perdón al Perú por haber firmado la capitulación absoluta, la entrega de todo a cambio de nada?

Tres

Si algo nos enseña la historia es que las facciones radicales, los jacobinos y odiadores cambian poco, no piden perdón y no se arrepienten. Así morirán.