Nuestro país es conocido mundialmente por su gastronomía. El único tema en el que usualmente todos estamos de acuerdo es en la comida, y que en nuestro país está la mejor, la más rica y la más variada. Quinua, ajíes y papas para el mundo, y es de estas últimas que trata la columna de hoy.

Hace poco leí que, según el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), las importaciones de papa preparada y congelada sumaron $6.3 millones entre enero y marzo de este año. Sí, como leen, en el país de las más de 4000 variedades de papa, donde la gran mayoría de platos que consumimos llevan este ingrediente: ají de gallina, causa, papa rellena, papa a la huancaína u ocopa, cau cau, estofado, seco de carne, se importa papa congelada.

DESCONOCIMIENTO. Cosa que me dejó pensando, ya que somos un país donde casi a diario consumimos este ingrediente y, si te pones a pensar, es muy probable que, cuando vayas a una pollería a comer pollito a la brasa los domingos, consumas papas que vienen de fuera. Así con un sinfín de restaurantes o incluso, en tu propia casa, cuando compras esas bolsas gigantes de papas para freír.

Lo preocupante de esto es que el cultivo de papa en el Perú es, hoy en día, el más importante, social y económicamente, ya que involucra en su cultivo a más de setecientas mil familias rurales que hoy por hoy se ven afectadas por esta situación. La papa tiene alrededor de diez mil años de historia, es prácticamente el ADN de nuestra cocina, tanto como el ají. Si le preguntamos a un peruano promedio cuántos tipos de papa consume, muchos dirán papa blanca o amarilla, quizás peruanita o huamantanga, pero quedan otras miles más allá afuera, de las cuales la mayoría de personas ni conoce.

VALORAR LO NUESTRO. Es ahí que nosotros como consumidores deberíamos apostar por nuestros productos y su consumo. No solo en restaurantes, sino en nuestra propia casa, porque todo empieza allí. Si nosotros nos acostumbramos desde pequeños a consumir una amplia variedad de papas, locales, nativas, variadas, y aprendemos que la papa tumbay es perfecta para cocinar al vapor, o la papa amarilla es la que debe utilizarse para hacer causa, la papa peruanita funciona muy bien para sancochado y ensalada pero no para freír. Poco a poco vamos a volvernos lo suficiente exigentes para elegir siempre papas cuyo origen sea local. Y ¿por qué es esto importante? Porque con ello contribuimos al desarrollo de peruanos que se dedican a su cultivo, nos acostumbramos a consumir productos locales, valoramos su origen, aprendemos de sus variedades y sus usos, para que nuestros platos queden más sabrosos. Y así nuestra cadena alimentaria: productor, comprador, cocinero y consumidor crece fuerte.

En este caso hemos hablado solo de la papa, pero así deberíamos hacer con la gran variedad de productos que nuestro país ofrece como quinua, mashuas, ocas, incluso nuestros productos del mar, reforzando día a día la importancia de nuestra biodiversidad, y fortaleciéndonos culturalmente.

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