“¿Qué tienes contra los senderistas?”, le increpó hace algunos meses el actual premier Guido Bellido a la periodista Karenina Bayona tras negarse a llamar terroristas a los miembros de Sendero Luminoso. Este hecho es simplemente un detalle de la empatía de algunos miembros del gabinete ministerial con los grupos subversivos, que hundieron al país en la violencia y el caos.
Luego de la visita del miembro del Movadef, César Tito Rojas, a la Presidencia del Consejo de Ministros, de parte del Gobierno solo hubo excusas como respuestas. En tanto, el congresista de Perú Libre, José María Balcázar, manifestó: “Hay que dialogar con todos, si excluimos, volvemos a los resentimientos antiguos”. No señor, no podemos dialogar con los terroristas, con asesinos sanguinarios que impusieron el horror en el país. Es alarmante que en el círculo de poder que rodea al presidente Pedro Castillo se dé concesiones al Movadef, el brazo político de Sendero Luminoso.
En tanto, el jefe de Estado se mueve entre la pasividad y el desinterés en este tema tan sensible para los peruanos. En este caso debe ir al grano y sin rodeos. Basta de pretextos. La presencia de estos movimientos al margen de la ley está creciendo y puede marcarle nuevamente al país una ruta apocalíptica. El presidente Castillo debe frenar esto. No puede ser que bajo su protección proliferen los indeseables que quieren mandar al abismo al Perú. Es hora de plantar cara y comenzar la tan necesaria depuración.