Soy de los que cree que uno de los factores que ha agravado la situación de violencia en el país es la alta rotación de quienes ocupan la cabeza del Ministerio del Interior, lo cual impide dar continuidad a las políticas y acciones -si es que las hay- de lucha contra la criminalidad. Sin embargo, la permanencia en el cargo de Juan José Santiváñez es insostenible desde hace tiempo, y más ahora tras ha tenido una tremenda patinada al anunciar la captura de un “mando terrorista” que en realidad no lo era.
Sobre el caballero ya pesaba un severo cuestionamiento tras la aparición de un audio grabado en un chifa de San Borja por su examigo, el capitán PNP Junior Izquierdo, en el cual el ministro afirma que el prófugo Vladimir Cerrón tuvo apoyo de Palacio de Gobierno para huir de Lima. Santiváñez dice que el diálogo ha sido editado y hasta que podría ser la voz de un imitador y no la suya. Sin embargo, hasta ahora nadie ha podido afirmar con evidencias técnicas que así sea.
Pese a esto, la presidenta Dina Boluarte ha preferido mantener en el cargo a su ministro, pues ella parece ser una de las pocas personas que cree que el audio es falso o editado. Sin embargo, la patinada del miércoles último es inaceptable. Un ministro del Interior no puede salir a dar como “gran noticia” la captura de un personaje como Iván Quispe Palomino, que en realidad nunca ha tenido que ver con la cúpula de la banda narcoterrorista que aún opera en la selva, y lleva años viviendo en Lima tras haber pasado un tiempo en prisión.
¿Cortina de humo?, ¿exceso de entusiasmo?, ¿improvisación?, ¿mala información proveniente de la Policía Nacional? Sea lo que sea, el ministro Santiváñez no debería seguir en el cargo. Tiene que asumir la responsabilidad de tremenda patinada. Recordemos que días atrás dijo que las extorsiones habían bajado en 72 por ciento, cuando en realidad era 7,2 por ciento de acuerdo a sus cifras. ¿En manos de quién está la lucha contra la criminalidad en las calles?
Cada cierto tiempo el narcoterrorismo salvaje que opera en el VRAEM acaba con la vida de valiosos soldados y policías, por lo que un ministro del Interior no puede ser tan ligero al momento de abordar este delicado asunto que tiene a muchas familias sumidas en el duelo. Si a eso sumamos que el propio premier Gustavo Adrianzén ha admitido que no se están dando los resultados esperados en la lucha contra la criminalidad, es claro que el camino de salida del señor Santiváñez ya está trazado.