La anchoveta es una especie de alta fecundidad, rápido crecimiento y tiene una vida más corta que otras especies porque es sometida a predación natural. Su biomasa, sin embargo, bordea las 10 millones TM debido al buen manejo de nuestra pesquería, muy valorado por la comunidad científica nacional e internacional, así como por organismos internacionales como la FAO.
Ello no es fruto de la casualidad, sino del esfuerzo conjunto del sector público y privado por la sostenibilidad del recurso, donde destaca el compromiso del sector industrial que respeta y respalda las medidas de manejo pesquero dadas bajo el enfoque del manejo precautorio adaptativo, en especial en lo que se refiere a la protección del recurso juvenil.
Como lo hemos sostenido en varias oportunidades, antes de la captura de este recurso, es técnicamente imposible diferenciar entre anchoveta adulta y juvenil. Así, las tecnologías de detección acústica actuales aún no permiten una determinación precisa de la talla de los peces que forman cardúmenes, menos aún en los peces pequeños y densamente distribuidos, como la anchoveta.
Por ello, ante la imposibilidad de determinar la composición del cardumen antes de extraerlo del mar, se ha evolucionado hacia una forma más efectiva en materia de gestión pesquera con el DS N°024-2016-PRODUCE, que permite contar con información completa e inmediata a través de la “Bitácora Electrónica”, herramienta que aporta en la toma de decisiones para la suspensión de la pesca en zonas con incidencia de juveniles en muy pocas horas.
Asimismo, la SNP ha implementado un sistema de cierre voluntario de zonas de pesca, una evolución del sistema hacia medidas más eficientes y colaborativas que ha permitido sellar el compromiso del sector industrial con la sostenibilidad del recurso.
El cuidado del ecosistema y la protección de juveniles es, para la industria pesquera, su prioridad número uno, y así asegurar el recurso para las futuras generaciones.