El hecho que el Poder Ejecutivo haya enviado al Congreso un proyecto de ley para dar una amnistía a los conductores de transporte terrestre de personas y mercancías, a fin de que no paguen las multas impuestas a través de papeletas durante la emergencia por el COVID-19, es una burla a las miles de víctimas que estos malos conductores que todos los días dejan muertos y heridos en las pistas del país.
Este proyecto que en realidad es un premio a los conductores que violaron las normas de tránsito, no debería ser aprobado en ningún país civilizado.
El Congreso debe rechazarlo en el acto, por tratarse de una acción populista del presidente Pedro Castillo y su nefasto premier Aníbal Torres, quienes desesperados por evitar mayor rechazo al que ya genera el régimen de Perú Libre, están dispuestos a hacer cualquier disparate. ¿Qué más viene? ¿Amnistía para todos los que violan normas básicas para no afectar su economía?
Los choferes infractores deben pagar sus multas como lo hace todo ciudadano que comete una falta. Acá el populismo debe quedar de lado, al igual que la impunidad de los malos conductores.
Es de esperarse que el Congreso no sea cómplice de este propósito populista y hasta ofensivo para las víctimas de las combis y colectivos de la muerte, y rechace de plano esta aberración que quieren cometer Castillo y Torres.