En febrero del 2004, el presidente del gobierno italiano Silvio Berlusconi llamó al programa Domenica Sportiva de la RAI, el canal de televisión pública de ese país, y se explayó durante 20 largos minutos sobre tácticas, sistemas de juego y éxitos del AC Milan -club del que era presidente- y terminó hablando hasta de lo mala que era la izquierda en Italia. "Así deben comentar y no criticando y destruyendo a los jugadores. Lo que hacen no es periodismo sino cualquier cosa", concluyó.

Berlusconi acababa de colgar cuando llegó una nueva llamada al programa, esta vez de Lucia Annunziata, la presidente de la RAI quien entró en directo y con voz irritada dijo: "Señor Berlusconi, por favor, deje tranquila a la RAI, deje de ocupar espacios ajenos a la política". Y a los responsables de la Domenica Soprtiva les increpó: "Recuerden que es la RAI quien paga sus sueldos y no Berlusconi".

Hace unos días el presidente Ollanta Humala, su esposa Nadine Heredia y Daniel Urresti, hablando desde su enojo personal y cubiertos de histeria lanzaron su artillería contra opositores, fiscales, diarios y televisoras. Querían instalar una idea propia como si fuera algo real. Querían hacer pasar la opinión del grupo de poder como una verdad absoluta. El sesgo autoritario era evidente. Los ayudaba la transmisión en señal abierta y a nivel nacional del canal del Estado. Nadie les dijo ni pío.

Al Presidente y sus lugartenientes ya no les alcanza con comentar un hecho o proponer un tema. Los discursos de ellos ahora tienen que gritar, llorar, insultar, golpear, todo con la complicidad de TV Perú.

Se nota que estos personajes están desbordados por el activismo, por la necesidad de sobrevivencia, para lo que tienen que hacer de todo, con derivaciones insospechadas.

Cuando haces televisión, entras gratis a las casas, pero si aburres, te echan enseguida. Con su desmesura verbal, pataleos y agresiones el Jefe de Estados, Nadine y Urresti han mantenido la tención de muchos televidentes. Casi como los shows programas de la TV que tanto critican.