El crimen de la joven Sheyla Cóndor a manos del policía Darwin Condori ha puesto los reflectores, nuevamente, en la salud mental de las personas. No podemos ser mezquinos creyendo que se trata solo de un caso de crónica roja que involucra a una pareja, sino que el tema rebrota un mal nacional.
Según las cifras del Ministerio de Salud (Minsa), hasta hace poco más de un mes se reportaron 1 315 976 casos por trastornos de salud mental y problemas psicosociales en lo que va del año, y las atenciones en total llegaron a 6 877 221. El hecho de que haya más personas tratándose en un centro público denota un interés particular, pero no es alentador tener más pacientes en tan poco tiempo.
En la data del Minsa se revela que entre las patologías más frecuentes tenemos la ansiedad (244 462), la depresión (177 611), el síndrome del maltrato (177 656), el trastorno emocional y del comportamiento en la niñez y adolescencia (194 137) y el trastorno del desarrollo psicológico (176 230), entre otras afectaciones a la salud mental. ¿Qué diagnóstico tenía Darwin Condori?
Durante la pandemia se pudo conocer que, según información de la Organización Mundial de la Salud, el país tenía tres psiquiatras y diez psicólogos por cada 100 000 habitantes. No obstante, al margen de la estadística, hay profesiones y oficios que requieren una mayor atención de salud mental por estar bajo una presión fulminante, como los policías, los militares, los médicos, entre otros.
Más que un feminicidio, el caso Sheyla Cóndor debería sentar un precedente para que en entidades como la Policía se precise de una mejor atención y fiscalización de la salud mental de sus integrantes, más aún cuando se trata de personas bajo constante estrés laboral. No permitamos más Condoris en el país.