Mirando con detenimiento las recientes tensiones entre Joe Biden y Vladimir Putin, presidentes de Estados Unidos de América y la Federación de Rusia, respectivamente, por la guerra en Ucrania, estamos olvidando que a China es al país que menos conviene este escenario focalizado de la atención mundial entre Washington y Moscú, otrora protagonistas de la denominada Guerra Fría que siguió al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la caída del Muro de Berlín en 1989. En medio de la reciente videoconferencia Biden y Putin, siempre pensando en la enorme rentabilidad política para los frentes internos de sus países, se dijeron mutuamente las amenazas que no podemos soslayar por ninguno de los dos países.

En la percepción mundial, el recuerdo de las rivalidades entre EE.UU. y Rusia son ampliamente conocidas. Aunque las amenazas recíprocas no van a pasar, es innegable que la colisión política entre ambos países está dando los resultados que Biden y Putin estaban esperando. Mientras Washington y Moscú concitan la atención mundial como en el pasado, no perdamos de vista que esta atención, con estrategia de primer orden, impacta en el objetivo chino de que se vea consumada una nueva guerra fría donde el protagonista que acompaña a EE.UU. debe ser necesariamente China.

Biden sabe que en la ciencia de las Relaciones Internacionales la visualización de quienes tienen más poder en el globo contribuye de manera directa a su fortalecimiento. A EE.UU. y Rusia no les conviene un escenario de guerra. A Washington porque lo que menos quiere es militarizar el mundo y eso explica por qué retiró recientemente a sus tropas de Afganistán.

A Rusia, porque económicamente anda de capa caída y porque más sanciones por EE.UU. o por la Unión Europea, terminarán liquidando al poder que fueron y creían seguir teniendo. Es verdad de que Moscú cuenta un poder militar regional que no tiene ningún país europeo y eso explica su protagonismo, pero también lo es de que a los chinos que no les interesa los conflictos están concentrados en ser el próximo único super hegemón del planeta.

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