Qué dirán aquellos “inocentes” que votaron por Perú Libre para no hacerlo por el fujimorismo y su pasado manchado de corrupción, al ver ahora a uno de sus “paladines” que en teoría personificaba a la decencia y el trabajo por “el pueblo”, ingresando a la bancada parlamentaria de Podemos, cuyo dueño es José Luna, un investigado por corrupción que ha sido propietario de universidades que tuvieron que ser cerradas por la baja calidad de la formación que impartían, lo que a la larga terminó siendo una estafa.
Me refiero al congresista Guido Bellido, un sujeto que por esas cosas que solo suceden en el Perú, llegó a ser presidente del Consejo de Ministros, y que antes de ser elegido como congresista por el voto antifujimorista se hizo conocido como defensor público de senderistas y por los repugnantes agravios a las mujeres que escribía en redes sociales, los cuales, por ser un personaje de izquierda, poco o nada indignó a las feministas que le saltan al cuello solo a aquellos que no son de los suyos.
Ahora Bellido es miembro de la bancada de Luna, un investigado por corrupción que fue expulsado de Apra en los años 80 y que hasta el momento de su llegada al actual Congreso estuvo bajo arresto domiciliario, algo que no debería sorprender si se tiene en cuenta que “Puka” fue elegido por Perú Libre, la agrupación encabezada por un condenado por ladrón que hoy está en calidad de prófugo de la justicia, como es Vladimir Cerrón. Sí, por este personaje votaron muchos peruanos en nombre de la “decencia” y la “honestidad”.
Además, qué hace un “revolucionario” como Bellido en la bancada de un mercader de la educación como ha sido Luna, el que era dueño de Telesup, la universidad que se hizo conocida mundialmente por su fachada de mentira, y por la desilusión que generó en miles de estudiantes y padres de familia una vez que la autoridad, con justa razón, cerró para siempre esa casa de estudios que no cumplía con estándares mínimos de calidad. ¿Y el sufrimiento del pueblo? ¿Dónde está “Puka” para defender a la gente?
La situación de Bellido es, lamentablemente, apenas solo una muestra de cómo se mueve la política en el Perú, donde las coincidencias ideológicas y en propuestas programáticas no valen nada frente al acomodo, a la conveniencia, al amarre, al pacto bajo la mesa, al hoy por tú y mañana por mí, y a la sobrevivencia. Por eso la gente no los quiere. Sabe que los discursos de campaña y las promesas como las que lanzaba “Puka” en campaña son, en su mayoría, solo poses para ganar votos. Allá los “inocentes” que se las siguen creyendo.