En realidad no deberían sorprender las vergonzantes declaraciones del defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez, respecto al robo de las elecciones que ha cometido el chavismo en Venezuela y a la contundente postura que ha tenido ante la Organización de Estados Americanos (OEA) el canciller peruano Javier González-Olaechea, quien ha reconocido como ganador de esos comicios a Edmundo González Urrutia, el candidato de la oposición que sin duda barrió en las urnas con Nicolás Maduro.

No se puede esperar más de un antiguo abogado del ladrón Vladimir Cerrón y un escudero incondicional de Nadine Heredia en sus tiempos de gloria, cuando la señora creía que el poder sería para siempre. Gutiérrez es, además, un digno elegido de este Congreso plagado de sinvergüenzas como “los niños” y “los mochasueldos” y producto de acuerdos bajo la mesa para hacer que este caballero sin mayores méritos académicos y profesionales, acceda a ese cargo que sin duda le ha quedado inmenso.

Ha sido una vergüenza escuchar al defensor Gutiérrez sacando cara por el fraude chavista y haciendo afirmaciones infantiles como esa que dice que como hay elecciones en Venezuela, entonces hay democracia. ¿El caballero no sabe, acaso, que las tiranías son expertas en llevar adelante procesos electorales que son una farsa? ¿En qué planeta vive? En Cuba hay más comicios que en Estados Unidos o cualquier país de Europa, y eso no quiere decir que en la isla reine la libertad y la democracia.

Además Gutiérrez se toma la atribución de cuestionar la postura firme del canciller peruano ante la OEA, que incluso ha sido saludada públicamente por la lideresa de la oposición venezolana María Corina Machado, quien ahora está en la clandestinidad por temor a las represalias que pueda tomar en su contra la dictadura chavista que está cumpliendo con su promesa de desatar un “baño de sangre” si es que el resultado le era adverso en los comicios que se ha terminado robando.

Lo único bueno de las tristes declaraciones del defensor Gutiérrez es que se ha quitado la careta y ya sabemos a ciencia cierta de qué lado está este exabogado del prófugo Cerrón. Su corazón sigue latiendo por el chavismo como cuando era aliado de Ollanta Humala y Nadine Heredia de polo rojo, los que se creían “revolucionarios”. Sería interesante saber ahora con qué cara este señor va a luchar por los derechos fundamentales de las personas, si es escudero de una tiranía genocida y ladrona.

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