Hoy, domingo 7 de diciembre, 1206 delegados, escogidos en procesos que en muchos casos nadie vio, nadie entendió y nadie fiscalizó, decidirán por más de dos millones de militantes. Esa es nuestra “democracia interna”, con delegados que representan padrones gigantescos de supuestos afiliados que en la práctica jamás se movilizan.Mientras tanto, los únicos dos partidos que apostaron por “un militante un voto” dejó en evidencia al resto. Uno movilizó al 26% de su padrón con candidato único; el otro superó el 36% en una contienda real con 14 aspirantes presidenciales y terminó eligiendo a un joven dirigente. Cuando hay voluntad, la militancia aparece. Cuando no la hay, aparece la dedocracia. Por eso hoy solo 8 de 39 organizaciones tendrán competencia interna real, para escoger a su candidato presidencial. El resto, listas únicas amasadas en oficinas y no en urnas.

Y hay más, 11 y 13 partidos no presentan candidatos en todas las circunscripciones, para diputados y senadores respectivamente. ¿Consecuencia? Casi un tercio de los que hoy sueñan con gobernar llegarían al poder sin respaldo congresal. Otra vez el fantasma del outsider sin bancada, listo para repetir el guion del choque permanente con el Parlamento. ¿No hemos aprendido nada?

El 15 de diciembre es la fecha límite para proclamar a los ganadores de estas primarias. La etapa de inscripción, que concluye el 23 de diciembre, tampoco será sencilla, es aquí donde veremos aparecer a más de un personaje cuestionado invitado a postular por puro utilitarismo electoral antes que por propuesta de gobierno. Mantengámonos atentos a lo que ocurra en estos días, entre fiestas navideñas y elecciones aceleradas.