El sábado se han llevado a cabo multitudinarias manifestaciones en contra de la putrefacta dictadura de Nicolás Maduro. Las concentraciones no solo han sido en Venezuela con la presencia de la lideresa de la oposición María Corina Machado, sino en diversas partes del mundo incluyendo la Plaza Manco Cápac, en Lima, donde pese a la inoportuna asistencia de ciertos políticos locales, vimos a miles de migrantes venezolanos exigiendo la salida del tirano y el retorno de la democracia y las libertades.

Salvo algunos países parias, el mundo entero ha dado la espalda a ese mamarracho de elecciones del 28 de julio último con las que el chavismo pretende engañar al planeta entero a fin de quedarse en el poder. Hasta la Organización de Estados Americanos (OEA), que ha tratado siempre el asunto con guantes de seda, a través de su Consejo Permanente ha salido a exigirle a Caracas que sea transparente y muestre las actas electorales que si no son manipuladas demostrarían que ganó el candidato opositor Edmundo González Urrutia.

En medio de todos los cuestionamientos al descarado fraude electoral cometido por el chavismo pervertido que lleva 25 años sometiendo a Venezuela, es lamentable escuchar las voces de algunos países que como gran cosa planteen la realización de un nuevo sufragio cuando la única salida viable acá es que el dictador Maduro y su camarilla dejen el poder. A asesinos, ladrones y sinvergüenzas como los herederos de Hugo Chávez no se les pueden lanzar tanques de oxígeno.

Plantear nuevas elecciones es una falta de respeto a los ciudadanos venezolanos que el 28 de julio último fueron masivamente a las urnas a decirle “no” a la dictadura, y sobre todo a las millones de personas de ese país que migraron cargando a sus hijos en brazos y con la ropa que tenían puesta, y que ahora esperan la caída de la tiranía para volver a reencontrarse con sus familias. A ellos no se les puede decir que esperen, que habrá un nuevo acto de sufragio, cuando todos saben que González Urrutia ganó por amplio margen.

El mundo se está poniendo de pie ante una dictadura de maleantes y gente limitada como el propio Maduro, que ha optado por pelearse hasta con WhatsApp y Tikto, y por hablar tontería y media para beneplácito de sus ayayeros. Este sujeto hace tiempo tendría que estar tras las rejas sometido a un juicio como los que debería afrontar todo genocida tras ser derrocado. Eso sin duda ocurrirá, pero la paciencia de los venezolanos se agota frente a tantos años de abuso, saqueo y destrucción de un país antes rico.

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