Los transportistas y los políticos oportunistas y ávidos de llamar la atención que se han subido a sus reclamos inicialmente válidos contra la violencia y las extorsiones, fueron los primeros en anunciar una paralización específicamente en los días en que se lleva a cabo en Lima la reunión de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), con la clara intención de afectar la imagen del país en momentos en que los ojos del mundo están puestos en la capital.

A ellos se han sumado los trabajadores sindicalizados de la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial (Corpac), especialmente los controladores aéreos, expertos en parar labores en momentos de mayor congestión de vuelos y cuando al menos el terminal del Callao tendrá gran movimiento por la llegada de las delegaciones de los países de APEC, evento que sin duda pretenden sabotear. Todo un chantaje para obtener beneficios que sin bien les corresponderían, podrían exigirlos sin afectar al país.

El miércoles último, como para demostrar que pueden afectar la operatividad del aeropuerto cuando se les da la gana, un grupo de sindicalistas paró labores y malogró el desarrollo de las operaciones aéreas en el aeropuerto internacional Jorge Chávez. ¿Quiénes fueron los más afectados? Los pasajeros y la imagen del país. Sin duda esta gente no tendría por qué seguir trabajando en el Estado. En cualquier país civilizado debieron haber sido echados y hasta enjuiciados.

Sería bueno tomar nota desde ahora quiénes son los políticos que están apoyando estas medidas contra el Perú, con el único afán de llamar la atención y buscar rédito electoral en esta especie de campaña ya adelantada que estamos viviendo, en que incluso algunos mueven el tema de la vacancia presidencial cuando saben muy bien que no hay votos ni para que la Comisión de Fiscalización del Congreso que ve en “caso Cofre”, tenga facultades de investigación, tal como quedó demostrado ayer en el Pleno.

Lamentablemente esta es la gente que hace política en el Perú y que pretende luego salir a pedir el voto de los ciudadanos para, en teoría, sacar al país de donde está. Son los que dicen que tienen las “recetas mágicas” para acabar con la pobreza y la desigualdad, pero sus únicas “propuestas” son sabotear un evento como APEC, bloquear carreteras, tomar aeropuertos, incendiar comisarías, lanzar piedras a los policías y pedir vacancia cuando las elecciones del 2026 están a la vuelta de la esquina. No olvidemos quiénes son.