A estas alturas la única persona en el país que debe creerle al ministro del Interior, Juan José Santiváñez, cuando afirma que el audio de su diálogo en un chifa con el capitán PNP Junior Izquierdo, ha sido editado y adulterado, debe ser la presidenta Dina Boluarte, quien a pesar de los cuestionamientos insiste en mantener en el cargo a este caballero que parece dedicarle más tiempo a asegurar su supervivencia, a hacerle frente al principal problema que afrontan los peruanos que es el de la inseguridad en las calles.
Recordemos que en esa conversación Santiváñez le dice a Izquierdo que el prófugo dueño de Perú Libre, Vladimir Cerrón, recibió ayuda de personal del Despacho Presidencial para huir hacia el sur de Lima a bordo de uno de los autos oficiales usados por la mandataria Dina Boluarte. El ministro dice que eso es falso, que han editado su voz. Incluso ha dicho que se trataría de un imitador, pero los primeros peritajes arrojarían que el audio entregado al Ministerio Público es verdadero.
Ayer en la Comisión de Fiscalización del Congreso, la empresa concesionaria del peaje COVI PERÚ ha indicado formalmente que el vehículo en que habría escapado Cerrón pasó por la garita de Ica el 27 de febrero de este año, lo que da mayor peso a lo señalado en el audio por Santívañez, quien narraba al capitán Izquierdo que el prófugo exgobernador de Junín había sido llevado a la región del sur en el auto oficial de la mandataria a fin de evitar que sea detenido en algún control policial.
Toda la verdad se va a saber dentro de poco a través de los resultados formales de un peritaje al audio en mención. Sin embargo, la palabra de Santiváñez está en serias dudas. Para colmo, ayer ha amenazado con demandar a la periodista de un programa dominical de televisión por hacer público un documento oficial del Congreso en que se afirma que el ministro habría querido tener una reunión en privado con el titular de la Comisión de Fiscalización. ¿Quién lo asesora?
Y mientras el ministro trata de salvarse y se pelea hasta con los periodistas que hacen su trabajo, la violencia sigue vivita y coleando en las calles. Lamentablemente la presidenta Boluarte no ha tenido los reflejos políticos necesarios como para relevar a Santiváñez desde que aparecieron las primeras dudas sobre su actuación, salvo que lo mantenga porque los dos están igual de embarrados en la fuga de Cerrón, quien dentro de poco cumplirá un año prófugo de la justicia y riéndose de todos los peruanos.