En democracia existen los mecanismos necesarios para castigar limpiamente y con la ley en la mano a los políticos que han defraudado a los ciudadanos como el actual gobernador de la región La Libertad, César Acuña, quien además es dueño de un partido plagado de impresentables que en nombre de la “gobernabilidad” ha servido de soporte a un inepto, golpista y plagiador de tesis como Pedro Castillo, por lo que es de esperarse que en los próximos meses el caballero sea revocado del cargo que ocupa y enviado a su casa.

Por estos días, se ha aprobado por parte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) iniciar el proceso de revocatoria que manda la ley, esta vez en contra de Acuña, el gran responsable de la violencia que se vive en la región, la falta de obras y su ausencia en el cargo por su gusto por los viajes de vacaciones en momentos en que su región atraviesa una de las peores crisis de su historia, que incluye un serio problema de terrorismo que afecta a las operaciones mineras formales en la zona de la sierra.

Echando a Acuña, los liberteños se quitarían de encima a una pésima autoridad que no ha sabido usar recursos ni para hacer frente al severo problema de la violencia en las calles, darían una excelente señal a las malas autoridades y a los malos políticos de que si defraudan se van a su casa, y de paso el dueño de APP podría estar libre para poder viajar tranquilo por el mundo sin que nadie lo critique por dejar abandonada a una región que requiere compromiso y mucho trabajo.

No olvidemos que al menos en los últimos 20 años, La Libertad, su capital Trujillo, y las principales provincias y distritos de la región han estado en más de una ocasión en manos de gobernadores y alcaldes, muchos de ellos sus parientes, proveniente del partido de Acuña. A eso se suma que su agrupación siempre ha tenido una considerable cantidad de sus miembros en el Congreso, por lo que si hay un culpable de que todo vaya mal, ese es sin duda aquel personaje que se hizo famoso por su frase: “plata como cancha”.

Revocar a una mala autoridad es un derecho de los ciudadanos, quienes en las urnas y de manera democrática, sin insultos ni ataques como los vistos el fin de semana en un bar de Barranco, pueden expresar su hartazgo. No olviden, además, que en el actual Congreso, Acuña es dueño de una bancada plagada de “mochasueldos” que gozan de impunidad, que también estuvo integrada incluso por un sujeto que está preso acusado de violación sexual. ¿Van a pasar por alto todo esto?