La firma del pacto ético es un gesto necesario para disipar las dudas sobre nuestro sistema electoral que quedó muy deslegitimado tras ser bombardeado por presuntos actos de fraude en los últimos sufragios generales. Salir de ese descrédito institucional será complicado, pero sólo nos queda confiar, una vez más.

¿Un proceso electoral limpio nos garantizará un buen inicio de gestión? Tal vez, aunque en nuestro país es difícil predecir hasta lo que se cae de maduro. Pero, sin mañoserías en las urnas al menos podremos generar confianza en quienes tuvieron la mala fortuna de no lograr los votos requeridos para el triunfo. Lastimosamente, cuando el resultado ha sido apretado, hemos tenido que soportar un revanchismo absurdo que perjudicó al país.

La madurez democrática es nuestra visión de país a corto plazo. Ser una nación que respeta el resultado electoral nos traerá beneficios siempre y cuando las agrupaciones políticas tengan también un respeto por su elección interna. Por eso pregunto: ¿lo que ocurrió con Acción Popular no es acaso una evidencia de que aún no se respeta la democracia? Es vergonzoso que un partido tradicional esté envuelto en denuncias de fraude.

Ojalá los 30 firmantes del pacto ético hayan registrado su compromiso en piedra. Que tengan la madurez suficiente para reconocer que no todos pueden llegar al poder; que sepan que necesitamos una participación sana por encima de los intereses personales; que no volvamos a repetir la historia de revanchas; que las autoridades garanticen unas elecciones impecables; y que los ciudadanos no se dejen llevar por la desinformación en medios nocivos.