Argentina y Colombia anuncian un cambio sustantivo en el equilibrio sudamericano, deteriorado por la aplanadora chavista y sus compañeros de ruta.

* La sorpresa de Macri (34%) en la primera vuelta electoral y la posición de Massa (21%) a favor del cambio -y en contra de Scioli- sentencian al kirchenismo y sus políticas. Aun ante un improbable triunfo, el pragmatismo de Scioli (cercano a Menem y Duhalde) augura un ajuste económico y una corrida al centro. Será duro porque el oficialismo conserva la primera mayoría en diputados y senadores, pero el impostergable sinceramiento de la economía es tan inevitable como el restablecimiento de la independencia de poderes y la libertad de prensa. Macri es un empresario poderoso y un político liberal de probada cintura. Massa apoyaría su gestión, y lideraría la renovación del peronismo, que los Kichner dejarán en las mismas condiciones del país que gobiernan hace doce años.

* El reencauzamiento argentino empujaría la apertura del MERCOSUR, reforzando las reformas económicas y comerciales que Brasil necesita para salir de su profunda recesión.

* En Colombia se anticipa la paz interna. Será arduo terminar lo que falta negociar y muy difícil que gobierno y guerrillas -FARC y ELN- apliquen los acuerdos; especialmente la llamada justicia transicional, que no contentará a nadie. Pero se apuesta por la paz. Significaría el potente despegue de un vecino dotado de excepcionales condiciones. Es un país bioceánico, más poblado que Argentina, diverso, pujante, multicéntrico y con una calificada dirigencia política y empresarial.

* Al autismo de Maduro se suma el pánico de perder las elecciones legislativas del 6 de diciembre, dos semanas después de que Argentina elija presidente. ¿Aguantarán los venezolanos que se burlen de su voto? Se aproxima la explosión de una crisis terminal en un país que no tiene margen para empeorar.

* En Brasil, el presidente de Diputados ha ofrecido que el 15 de noviembre someterá a debate la procedencia del “impeachment” contra Dilma Rousseff. Si fracasa, el país proseguirá con el ajuste que lleva a la recuperación económica.

Son desenlaces inminentes y de consecuencias trascendentales. El futuro espera a la vuelta del próximo año, pero bastará el cambio en Argentina para que Sudamérica comience a superar la infección chavista y el equilibrio paralizante en que ha sumido a la región.