Una de las primeras medidas que debe adoptar el próximo gobierno a través de un acuerdo político con el Congreso que se elija en el 2026, es la reestructuración y casi refundación de la Policía Nacional del Perú (PNP), a fin de que los buenos, valerosos y hasta heroicos elementos, dejen de convivir con verdaderos hampones de uniforme que se han convertido en un lastre para la lucha contra la criminalidad y la confianza de la ciudadanía en esta institución.

No podemos seguir teniendo agentes implicados en actos de corrupción que se traducen ya no solo en faltas disciplinarias, sino en graves delitos penales como asesinato, cobro de coimas, violación sexual, asalto, extorsión y encubrimiento de delincuentes. Casi no hay día en que los medios dejen de reportar este tipo de situaciones que hace tiempo han debido generar una reacción decidida a fin de cambiar de raíz a una institución que está siendo contaminada por las manzanas podridas.

El domingo último, por citar dos ejemplos, hemos sabido del caso de una banda de delincuentes de uniforme integrada por un alférez graduado en 2022 y dos suboficiales que exigían dinero a vendedores de droga de Puente Piedra. a cambio de no detenerlos y ponerlos a disposición de las autoridades. Ese mismo día, un audio atribuido al actual ministro del Interior, Juan José Santiváñez, implica a generales en actividad en el encubrimiento del prófugo Vladimir Cerrón, algo que se hace evidente desde hace tiempo.

Es urgente cambiar todo, comenzando por los filtros para la admisión de los jóvenes que se presentan a sus centros de formación, los incentivos para hacer más atractiva la carrera policial, los criterios para los ascensos y los tediosos mecanismos que se aplican para mandar a su casa o a la cárcel a los malos elementos que hoy, en muchos casos, terminan siendo reincorporados y hasta indemnizados gracias a un Poder Judicial que también tendría que ser parte del acuerdo que menciono al inicio de esta columna.

Una medida de este tipo que no sea solo un maquillaje absurdo como el cambio de uniforme, de escudo o del himno de la institución, va a ser saludada por la ciudadanía, pero sobre todo por los buenos policías a los que se les falta el respeto haciendo que tengan como compañeros a delincuentes como los que deberían combatir en las calles. La refundación de la PNP tiene que ser sí o sí una tarea del próximo gobierno que ojalá esté en condiciones de hacerla desde el primer día.