Cuando los hijos empiezan a hacer preguntas sobre masturbación, placer corporal, homosexualidad, sexo oral, sexo anal, transgénero, sadomasoquismo, etc. los padres se sienten jaqueados y angustiados para responder (con evasivas) lo que en muchos casos lleva a los hijos a no hablar de eso con sus padres. La ausencia en los diálogos de esos temas estresantes da a los padres la sensación de que eso no pasa por las cabezas de sus hijos, quienes por su parte se van informando por Internet, compañeros o allegados mayores confiables. En ese escenario la pregunta es cuál puede ser el rol de la escuela. Uno, aliarse con la postura “de eso no se habla” con lo que se trasmite el mensaje de que las cosas que realmente preocupan a los alumnos no tienen cabida en la escuela que deviene en irrelevante para sus vidas emocionales y sociales. La otra, abrir los espacios de comunicación libre, para que los jóvenes sientan que tendrán orientadores confiables con los que pueden hablar de todo, tanto en lo sexual como en otros asuntos complejos (drogas, iniciación sexual, acoso, suicidio, etc.) En los casos en los que sí hay comunicación abierta, siempre es bueno tener presentes algunos conceptos claves con los que los alumnos pueden construir su postura sobre estos temas: la identidad, la importancia de proteger la intimidad, el imprescindible consentimiento mutuo, anticipar las consecuencias de sus actos, reconocer que el placer también tiene límites, y estar alerta de los riesgos de las enfermedades de transmisión sexual. Eso les ayudará a construir una vida física y mentalmente saludable.
Temas sexuales para hijos adolescentes por León Trahtemberg (OPINIÓN)
Columna de opinión.