Hace 75 años, un día como hoy, el presidente José Luis Bustamante y Rivero, firmó la tesis de las 200 millas -Decreto Supremo N° 781-. Posteriormente fue recogida intacta en la Convención del Mar de 1982 que cambió la concepción del derecho del mar hasta ese momento vigente. Por más de 2000 años se lo creyó como un espacio de seguridad militar.

Frente a ello, la tesis que apareció en 1947, con Chile y Perú, fortaleciéndose en la organización marítima regional CPPS con Ecuador (1952) y Colombia (1979), incorporó la idea innovadora del mar por el criterio socioeconómico, siendo relevante para los Estados costeros la soberanía y jurisdicción sobre los recursos vivos (peces) y no vivos (minerales) que se hallen hasta la distancia de 200 millas. Así, el Perú proclamó que ningún otro Estado puede pescar ni extraer riquezas en esa distancia sin su consentimiento.

La tesis no nos hace propietarios de las aguas como algunos erróneamente creen comparando la soberanía marítima con la que contamos en el suelo del continente pues el mar no se puede poseer como sucede con los espacios físicos en tierra firme. Por la tesis, el Perú decide cuándo, cómo, cuánto y dónde se pesca, dentro las 200 millas, no pudiendo impedirse la libertad de navegación como la de sobrevuelo en esa misma distancia (Art. 54 de la Constitución).

Por ejemplo, Chile nunca impidió nuestro libre tránsito por la entonces zona de controversia marítima que tuvimos antes del fallo de la Corte Internacional de Justicia (2014), pero sí que pescáramos. Piensen en los intereses nacionales y decidan la adhesión a la Convemar pues es una completa tragedia geopolítica que este año cumpliremos 40 sin ser parte de ella.