El sábado último en Trujillo, con la presencia del premier Gustavo Adrianzén, el presidente del Congreso, Eduardo Salhuana; los ministros de Defensa e Interior; el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y comandante general de la Policía Nacional, se ha puesto en marcha una nueva estrategia de lucha contra la criminalidad en dicha ciudad, que incluye la movilización de 400 soldados.

Nadie podría estar en contra de que se trabaje a fin de dar tranquilidad a la capital liberteña agobiada por asesinatos, extorsiones y ataques terroristas con explosivos. Sin embargo, nada se logrará colocando soldados con armamento de guerra y carros de combate en las esquinas, si es que la estrategia no contempla el uso de tecnología e inteligencia policial para detectar a los criminales que operan con un celular incluso desde las cárceles.

De otro lado, si no hay coordinación con el Poder Judicial, el Ministerio Público, el sistema penitenciario, el gobierno regional y las municipalidades, así manden a todas las Fuerzas Armadas con tanques y aviones, poco o nada se va a conseguir, más allá de buenas fotos.

En Correo creemos que para vencer la criminalidad hace falta una estrategia integral de parte de todo el Estado, que sea transversal a los poderes públicos e instituciones que tienen que ir en un solo sentido, unidos y de la mano, sabiendo que el enemigo no está entre ellos, sino en la orilla del frente, donde se encuentran los criminales.